26 agosto 2014

Pedaleando con Rock


Inserté el audífono derecho en el oído, me cercioré de que no estuviera mal puesto porque con tanto aire pierdes el efecto de la estereofonía apenas con un huequito y dirán que estoy loco, pero creo que tener los oídos bien tapados al acceso de aire te permite escuchar el venir de un carro por detrás.  

Pensé todo el día anterior en que quería poner mi lista de rockcito mientras rodaba y ahí voy luego luego a seleccionarla para dejarla en volumen bajo en lo que entraba a la carretera donde dependiendo del grosor del acotamiento es el volumen que va tener la música durante la rodada. 

Se nos hizo tarde para rodar (para variar) y el destino del día era más cerca porque decidimos cambiar ruta e ir a un festival de jazz que se estaba presentando en una playa bien fresa que estaba muy cerca de Natal, la cual habíamos escuchado mencionar justo ahí unos días antes: Praia do Amor en Pipa.

Montamos nuestras bicis y agarramos ruta por dentro del vecindario de las afueras de una pequeña ciudad, nos medio perdimos un poco y eventualmente logramos dar con la salida a una carretera angosta, de dos carriles y bastante bien pavimentada. El camino tenía pinta de que se iba a poner interesante. 

Solté el manubrio izquierdo, me puse el otro audífono, cambié de mano y con la derecha subí el volumen usando el control del manos libres. En ese momento pasaron al frente de mi atención los guitarrazos de una canción de Soundgarden que no se como se llama pero que es del Superunknown y puse en automático esa cara que pones, mordiendo el labio inferior con toda la parte interna de los dientes de arriba, frunciendo tanto el ceño como la nariz de que está bien chido lo que se está escuchando. "Ya valió verga", pensé.

Entonces empieza a suceder, conectas una cantidad indecible de ideas y movimientos a los sonidos que estas escuchando... 

Cuando una canción es rápida y con buenos riffs como Hail, Hail de Pearl Jam empiezas a respirar al ritmo de la rola, en inspiraciones largas y en aspiraciones aún mas largas lo que te permite tener muy buena potencia para esas subiditas constantes que nos ha dado lo que va de Brasil.  

Cuando una canción no es tan rápida e incluso cuando aparecen esas power ballads que se me colaron como Maybe de Candlebox la cosa es distinta porque tratas de que los pedaleos sean congruentes con esas armonías largas que usualmente tienen.

Combinado a eso está lo que he denominado como "la escala de memorabilidad de la rola" que es que tanto te gusta, te inspira o te recuerda a algo.  Usualmente cuando es muy memorable, me la sé y entonces el "me gusta como se escucha" evoluciona a "y además significa algo" lo cual en la mayoría de las ocasiones implica que me ponga a cantar como loco a medio camino.  Si no es tan memorable entonces me suelo quedar en el modo de que lo que se escucha es lo que va afectando la experiencia.

Una de las cosas más pinches bonitas que pueden suceder es cuando la canción o secuencia de canciones se adapta a la situación en la que vas rodando. Cuando bajas, quieres una canción bien pinche rápida. Cuando vas de subida quieres una canción que tenga un chingo de energía para inspirarte. Pero lo que no tiene madre es que coincida el cambio de velocidad de una canción a una modificación en la pendiente del camino o que el nombre o tema de la canción coincidan con algo que esté pasando en el entorno como la lluvia, el viento, el calor, los agujeros en el camino o hasta el color del coche que va pasando.

Ese día rodé uno de los caminos más chidos hasta ahora; cortito, como de 20 o 25 kilometros. El sol estaba justo en ese punto de las 4 de la tarde donde ya está perfilándose para despedirse; acá ha estado obscureciendo bien temprano.  Primero unas curvas  largas que se metían entre elevaciones muy leves del paisaje, después empezamos a tener el clásico camino que Brasil nos ha puesto de frente hasta ahora que consiste en una recta con subidas y bajadas largas.  Hasta que de repente, de la mitad para el final, se puso artero y cambiante como pocos.  Unas 2 o 3 subidas bien difíciles, una de ellas hasta me hizo parar porque creí que la llanta de atrás estaba ponchada, cosa que no era cierto.  Hasta que llegué a Colombia aprendí a rodar caminos cuesta arriba con música, solía abrumarme mucho el calor combinado con el esfuerzo.  

Pero como nos enseñó Oaxaca y Panamá, a esas subidas siempre les correspondió una bajada igual de empinada y deliciosamente larga donde lográbamos bastante velocidad como tenia tiempo que hacíamos, lo cual tenía como aderezo el viento en contra que no ha dejado de soplar de frente en todo el litoral del Nordeste.  Grandes pastizales, una que otra hacienda y nubes esponjosas de atardecer en todo el derredor.

Ese día me hizo muy feliz el haber tenido todo el tiempo que tuve en Colombia para hacer esta lista (y otras tantas) que quedo perfecto para este camino tan chingón que no sentí nada pesado a pesar de que lo fue.

Entré al pueblo y era como regresar a esas playitas bohemias bien fresas llenas de pousadas bonitas, bares escandalosos, clases de surf y cantidad de turistas por todos lados como muchas que hemos encontrado hasta ahora.

Mientras reconocía la zona el rock seguía sonando y era evidente que venía saliendo de un disfrute muy particular porque no desdibujaba la sonrisa que mantuve durante todo el trayecto.  

Llegué a un entronque donde, a unos metros, había una pequeña plaza con un escenario en el cual estaba un tipo con una guitarra pero no logré llegar hasta ella ya que un letrero que decía "Ponto do Açai" atrajo mi atención a un lado mio. Fue en ese momento en que me quité los audífonos y en el establecimiento donde estaba a punto de comprar mi premio por una rodada tan maravillosa también estaban escuchando a los Red Hot Chilli Peppers.

22 agosto 2014

Ahó


"Hoy renací... o algo así"

De acuerdo a una cantidad indecible de tradiciones y acercamientos espirituales de los que fuí participe en los últimos días tuve un movimiento fundamental muy enriquecedor.

Recordar que mi hogar es algo mucho más complejo que solo el lugar donde cohabito o en el que me desenvuelvo el día de hoy.  Pensar que el hogar es un concepto que implica más una sensación de pertenencia y compromiso para con algo y no solo con donde.

Por un lado, entender que el hogar se puede referir a un todo más complejo que puede ir desde la colonia, el estado, el país y en este caso a nuestra tierra o hasta el propio universo.

Y que también, hace falta (no demasiada) que venga otro mexicano, trayendo a cuestas mis origenes y tradiciones que se encuentran en el lugar que añoro y que llamé hogar por tantos años.

Que la salud no solo se encuentra en el cuerpo y que la conciencia no solo esta en la mente.

Que la felicidad es un trabajo constante que requiere que sea hecho con responsabilidad y con gusto.

Que la Tierra es sabia, que todo este conocimiento ha estado ahi dormido dentro de mi y solo hacen falta empujones que te llevan a un estado de conciencia que te permite abrir nuevas puertas, cerrar viejos ciclos y aprender de nuestro entorno.

Que nuestros ancestros tienen razón.

Que un pedacito de mi espiritualidad resucitó, así bonito.

Y que la culpable de que haya decidido venir a escribir fue la tarde en que en compañia de una amiga de fulgor de esmeralda en la que venía escuchando rockcito en el lenguaje de mi tierra adorada que me fue devuelta por una noche...


08 agosto 2014

La música y el camino


Cuando empecé este viaje me hice a la idea de que iba a ser el ciclista ejemplar y que iba a seguir todas las normas de seguridad existentes en "El Libro del Buen Rodar" pero llega un momento en que algunas cosas tienen que priorizarse y también tienes que aprender a ocupar de manera inteligente las 6 o 7 horas que solemos rodar casi todos los días.

Escuchar música mientras ruedo es una de las cosas más peligrosas que hago en este viaje, quizá más que meterme a una roda de capoeira llena de enormes capoeiristas brasileiros que tienen toda la voluntad de demostrar que su capoeira es la mera buena.  Y ya me estoy imaginando (al menos los pensamientos) de muchos ciclistas que van a venir a decirme que debería ser mas responsable a este respecto.

No puedo.

La música me gusta por muchas razones, principalmente porque produce en mi cabeza y mi cuerpo una serie de manifestaciones muy particulares que son más sensibles que intelectuales.  Hay personas que buscan significados e ideas, yo encuentro ritmos y sensaciones. Me gusta principalmente por como suena y después por lo que significa, razón por la cual siempre he tenido muchos problemas para recordar letras de canciones que me gustan mucho y por la cual soy un fracaso tocando la guitarra. Me gusta lo que hace con mi mente, pero me gusta más lo que hace con mi cuerpo.  Los que me conocen sabrían que es la principal razón por la que soy capoeirista.

Es hermoso como puede mejorar o cambiar la manera, ritmo y cadencia con la que pedaleas cuando estas escuchando música; como te puedes inspirar en base a lo que te recuerda una canción o un disco; como te ayuda a que el cansancio y el sol dejen de existir.  Como a veces puedes ir bailando y cantando al ritmo de lo que sea que empiece a sonar en mis audífonos.

En los últimos días en los que he recuperado (de muchas formas) una cantidad importante de música me salió la loquera de que me gustaría escribir de lo que pienso, siento y hago mientras la escucho en el camino.

De igual forma he ido captando y recopilando casi toda la música que me es posible y que vale la pena guardar por lo que siempre hay algo nuevo que escuchar y muchas cosas. ¿Porqué no escribir de eso?

Ya sé que se me ocurrió un poco tarde pero aun queda un algo de camino para probar si de este modo puedo escribir un poco más.

También sé que no todo mundo tiene Spotify (aunque deberían) que es donde pongo y organizo las listas que me acompañan en este viaje, estaría chido compartir listas o canciones para que se nos demos una idea de lo que cada quien está escuchando.

En una de esas hasta les comparto mi lista de canciones "con estrellita" que se supone que es lo que más me gusta y que es la lista por defecto que casi siempre suena en modo aleatorio.

en Spotify